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Alimentación y salud mental: ¿Necesito un nutricionista o un psicólogo?

Alimentación y salud mental: ¿Necesito un nutricionista o un psicólogo?

Si alguna vez te encontraste atacando una bolsa de papas fritas sin darte cuenta, comiéndote un kilo de helado porque estabas triste o sintiendo culpa después de darte un gusto, bienvenido al club de los seres humanos. Nuestra relación con la comida no es solo cuestión de calorías y nutrientes, sino que también está profundamente conectada con nuestras emociones.

La alimentación y la salud mental están tan entrelazadas que a veces no sabemos si lo que necesitamos es un nutricionista, un psicólogo o directamente una brújula emocional. Hoy vamos a despejar dudas y ayudarte a identificar cuándo buscar ayuda profesional, qué señales indican una relación poco saludable con la comida y cómo la psiconutrición y el mindful eating pueden ayudarte a reconectar con lo que comés de una manera más sana.

¿Cómo saber si tu relación con la comida no es tan sana como crees?

Comer es una necesidad biológica, pero también es emocional, social y hasta cultural. Y aunque no existe una forma perfecta de alimentarse, sí hay señales que pueden indicar que algo no anda bien en tu vínculo con la comida.

  • Comer por ansiedad, estrés o aburrimiento: ¿Sentís que tu heladera te llama cuando estás nervioso o que el delivery es la única solución después de un día pesado? Es hora de prestar atención.
  • Culpa después de comer: Si después de un plato de pasta o un postre te sentís mal y pensás en cómo compensarlo (haciendo ejercicio o comiendo menos al día siguiente), puede ser una señal de una relación poco equilibrada con la comida.
  • Dietas extremas o reglas rígidas: No hay alimentos «buenos» ni «malos», pero si constantemente eliminas grupos enteros de alimentos o vivís contando calorías, puede ser que tu relación con la comida esté más enfocada en el control que en el disfrute.
  • Comer en piloto automático: ¿Te terminaste un paquete de galletitas sin darte cuenta? Eso es desconexión total con la comida.
  • Atracones ocasionales o recurrentes: Si pasás de no comer nada a devorar grandes cantidades de comida en poco tiempo y con sensación de pérdida de control, es una señal de alerta.

Consejo clave:
Si alguno de estos puntos te resuena, no significa que tengas un problema grave, pero sí que es un buen momento para revisar tu relación con la comida y quizás buscar ayuda profesional.

¿Nutricionista o Psicólogo? Cuándo acudir a cada especialista

Acá es donde muchas personas se confunden. «Si tengo problemas con la comida, voy al nutricionista, ¿no?». Bueno, depende del problema.

Un nutricionista puede ayudarte si:

  • Querés mejorar tu alimentación de forma equilibrada sin caer en dietas extremas.
  • Tenés problemas digestivos o deficiencias nutricionales y necesitás ajustes específicos en tu alimentación.
  • Querés aprender a alimentarte mejor, pero sin ansiedad ni culpa.

Un psicólogo puede ayudarte si:

  • Sentís que la comida es un refugio emocional y recurres a ella en momentos de estrés, tristeza o ansiedad.
  • Experimentas atracones o restricciones extremas que afectan tu bienestar.
  • La culpa y la autoexigencia con la comida son recurrentes en tu vida.

Lo ideal es que, en algunos casos, ambos especialistas trabajen juntos, especialmente si la relación con la comida está afectando tu salud mental y tu bienestar físico.

¿Cómo es una relación sana con la comida?

Imaginemos que la comida es como una relación de pareja. Si hay control excesivo, culpa o ansiedad, probablemente no sea una relación saludable. Lo mismo pasa con nuestra alimentación.

Flexibilidad y disfrute: No todo lo que comés tiene que ser «perfecto». Comer una hamburguesa un viernes no arruina tu semana.
Conectar con el hambre real: Comer porque tenés hambre, no porque estás aburrido o estresado.
No hay alimentos prohibidos: Los extremos generan más ansiedad. Aprender a equilibrar es clave.
Comer sin culpa: Disfrutar de la comida sin sentir que tenés que compensarlo después.

Consejo clave:
Si la comida te genera ansiedad o culpa en lugar de bienestar, puede ser momento de trabajar en tu relación con ella.

Psiconutrición: Un Enfoque Integral para una Relación Saludable con la Comida

La psiconutrición es una disciplina que une la nutrición con la psicología, entendiendo que la alimentación no es solo cuestión de qué comemos, sino de cómo, por qué y en qué contexto lo hacemos.

En la psiconutrición, nutricionistas y psicólogos trabajan juntos para:

  • Identificar patrones emocionales relacionados con la comida.
  • Ayudar a construir una alimentación sin culpa ni obsesión.
  • Reemplazar hábitos poco saludables con estrategias más conscientes.

Este enfoque es especialmente útil para quienes han probado mil dietas y siempre terminan volviendo a los mismos patrones de alimentación impulsiva o restrictiva.

Consejo clave:
Si sentís que necesitás ayuda para mejorar tu relación con la comida, buscar un equipo de psiconutrición puede ser una excelente opción.

Mindful Eating: Comer con atención plena

Si alguna vez te pasó que terminaste un plato y ni te diste cuenta de cómo llegó a tu estómago, el mindful eating puede ayudarte.

El mindful eating o «alimentación consciente» se basa en:

  • Comer sin distracciones (sin TV, sin celular, sin scroll infinito en redes).
  • Reconocer el hambre real vs. el hambre emocional.
  • Saborear cada bocado, disfrutando la textura, el sabor y el aroma de los alimentos.
  • Escuchar señales de saciedad para evitar comer por inercia.

Es una técnica que no solo mejora la digestión, sino que también ayuda a reducir el estrés y la ansiedad relacionada con la comida.

Cuándo buscar ayuda profesional (y por qué no es una derrota)

Muchas veces postergamos pedir ayuda porque sentimos que «deberíamos poder manejarlo solos». Pero lo cierto es que nuestra relación con la comida es algo que se construye desde la infancia, influenciado por la cultura, la familia y nuestras emociones.

Si la comida te genera más estrés que placer, si vivís en un ciclo de restricción y atracón, o si sentís que la alimentación es una fuente de culpa constante, buscar ayuda es un acto de autocuidado, no un fracaso.

  • Si tu preocupación es más física (nutrientes, digestión, salud general) → Nutricionista.
  • Si tu preocupación es más emocional (ansiedad, culpa, atracones) → Psicólogo.
  • Si sentís que ambos aspectos están relacionados → Psiconutrición.

Conclusión: Comé con placer, sin culpa y con más conciencia

La comida no debería ser una fuente de estrés, sino de energía, disfrute y bienestar. Aprender a comer con equilibrio y consciencia no significa comer «perfecto», sino construir una relación con la comida donde el placer y la salud vayan de la mano.

Si sentís que tu relación con la alimentación no es la mejor, recuerda que hay profesionales que pueden ayudarte a encontrar un camino más saludable física y emocionalmente. Comer debería ser un acto de amor propio, no una fuente de culpa.

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