Zerenly

¿Por qué me siento tan cansada si no hice nada?

¿Por qué me siento tan cansada si no hice nada?

 

Agotamiento mental: cuando el cuerpo pide cama y la cabeza no afloja

Si sos de las que se sienten agotadas aunque no hayas corrido una maratón ni cargado bolsas del súper todo el día, te entiendo. A veces, el simple hecho de existir parece consumir más energía que cualquier clase de spinning.

Y no es que estés exagerando. Ese cansancio invisible —ese que no se ve pero pesa— tiene nombre, tiene explicación, y (¡tranquila!) también tiene solución.

Así que hazte un té, ponte cómoda, y sigue leyendo esto que es para vos. Porque sí, sentirse cansada sin haber hecho “nada” es real. Y nos pasa a muchas mujeres.

Cansada no es lo mismo que quemada

Vamos por partes.
Estar cansada no siempre significa que estás agotada físicamente. Muchas veces lo que está agotado es tu cerebro, tu mente, tu estado emocional.

  • El cansancio “normal” aparece después de hacer algo: estudiar, entrenar, trabajar.
  • El cansancio mental o emocional aparece por todo lo que pensás, sentís, decidís, te preocupás, te cuestionás… aunque estés sentada en el sillón.

Y sí, eso también agota. Y mucho.

La mente también se cansa

Vivimos en una época que exige todo el tiempo: estar conectadas, productivas, disponibles, lindas, creativas, tranquilas, fuertes y sensibles (todo al mismo tiempo y con buena onda, obvio).
Entonces, aunque no hayas salido de casa, estuviste usando energía mental en:

  • Pensar en lo que tenés que hacer.
  • Preocuparte por el futuro.
  • Compararte con otras.
  • Intentar “estar bien” cuando no lo estás tanto.

Ese sobreesfuerzo mental deja una sensación parecida a correr 10 kilómetros con botas de lluvia: te deja sin nafta.

El agotamiento mental es tan legítimo como el físico, solo que no deja agujetas ni transpiración visible.
A veces se manifiesta como:

  • Necesidad de dormir mucho.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Ganas de aislarse.
  • Esa sensación de “no tengo energía ni para elegir qué serie ver”.

¿Te suena?

¿Qué hago si me siento así?

Primero: no te culpes por estar agotada.
No sos floja. No sos menos. Sos humana. Y vivir en este mundo, con sus presiones, sobreestímulos y expectativas, cansa.

Ahora sí: vamos con ideas para recuperar energía sin necesidad de desaparecer del mapa ni encerrarte a dormir 48 horas.

1. Identificá qué te está drenando
Tomate un rato y preguntate:
¿Qué me está agotando últimamente? ¿Es algo que pienso? ¿Alguien con quien hablo? ¿Una presión que me puse sola?

Escribirlo en un cuaderno o en una nota del celu puede ayudarte a ver más claro lo que te está sacando energía.

2. Dormí bien (de verdad)
Dormir no es solo cerrar los ojos. Es un proceso de reparación.
Y si estás durmiendo poco, mal, o con interrupciones, tu mente no se recarga.
Consejitos para dormir mejor:

  • Aleja el celular al menos media hora antes de acostarte.
  • Evita la cafeína a la tarde.
  • Creá una rutina suave: lectura, música tranquila, alguna infusión relajante.

3. Hacete pausas mentales
No vale decir “descansé” si estuviste una hora scrolleando TikTok sin parar.
Las verdaderas pausas son esas donde el cerebro respira:

  • Mirar por la ventana.
  • Caminar una cuadra sin auriculares.
  • Respirar profundo por 3 minutos.
  • Estirarte, bailar, mover el cuerpo un poco.

Aunque parezcan pequeñas, estas pausas tienen poder reparador.

4. No tenés que demostrar nada para merecer descansar

¿Te aparece esa vocecita que dice “no hice nada productivo hoy, no merezco tirarme a mirar una peli”?
Silenciala.
El descanso no se gana. Se necesita.
No tenés que estar exhausta para merecer una pausa. Tu cuerpo y tu mente tienen derecho a parar antes de colapsar.

5. Revisá tus expectativas
A veces nos agotamos tratando de alcanzar un estándar imposible: ser eficientes, sociables, organizadas, creativas y estar siempre de buen humor.
¿Sabés qué? No sos una app multitarea.
Permítete bajar la exigencia. Nadie tiene todo resuelto, aunque parezca que sí en Instagram.

¿Y si me da culpa descansar?

La culpa es ese sentimiento tramposo que aparece cuando hacés algo por vos misma. Y es muy común, sobre todo si creciste pensando que el valor propio está en el “hacer”.

Pero descansar no te hace egoísta ni inútil.
Te hace consciente de tus límites. Y eso, en realidad, es un acto de cuidado.

Pequeños hábitos que te devuelven energía

Acá van ideas para recargar la batería sin tener que cambiar toda tu vida:

  • Tomá agua. Más de una fatiga viene por deshidratación.
  • Comé real. Snacks con proteína y fibra dan más energía que una avalancha de azúcar.
  • Movete un poquito. Bailá tu canción favorita. Caminá una vuelta. Hacé estiramientos.
  • Hablá con alguien que te quiera bien. Las buenas conversaciones también recargan.
  • Decí “no” sin culpa. No todo lo que te piden merece tu energía.

¿Y si nada me alcanza? ¿Y si esto ya es mucho?

Si este cansancio te acompaña hace semanas o meses, si no tenés ganas de nada, si la angustia te pesa… por favor, hablá con alguien.
Una psicóloga/o, una médica/o, una persona de confianza. A veces hay causas que necesitan más que descanso.

Pedí ayuda. De verdad. No tenés que poder sola con todo.

En resumen

  • Sentirte agotada sin razón aparente es muy común y totalmente válido.
  • Tu mente, tus emociones y tu sistema nervioso también se cansan.
  • No necesitás ser productiva para merecer descanso.
  • Pequeños cambios ayudan más de lo que creés.
  • Pedir ayuda no es una debilidad: es un acto de amor propio.

Y por si hoy no hiciste nada “útil”...

Te recuerdo esto: existir ya es suficiente.
Sos valiosa incluso en tu peor día.
Tu energía no define tu valor.
Y descansar no es rendirse: es recargarse para seguir adelante. A tu tiempo. A tu modo.

Notas relacionadas

¿Qué aconsejan nuestros especialistas?