Si sos de las que se sienten agotadas aunque no hayas corrido una maratón ni cargado bolsas del súper todo el día, te entiendo. A veces, el simple hecho de existir parece consumir más energía que cualquier clase de spinning.
Y no es que estés exagerando. Ese cansancio invisible —ese que no se ve pero pesa— tiene nombre, tiene explicación, y (¡tranquila!) también tiene solución.
Así que hazte un té, ponte cómoda, y sigue leyendo esto que es para vos. Porque sí, sentirse cansada sin haber hecho “nada” es real. Y nos pasa a muchas mujeres.
Vamos por partes.
Estar cansada no siempre significa que estás agotada físicamente. Muchas veces lo que está agotado es tu cerebro, tu mente, tu estado emocional.
Y sí, eso también agota. Y mucho.
Vivimos en una época que exige todo el tiempo: estar conectadas, productivas, disponibles, lindas, creativas, tranquilas, fuertes y sensibles (todo al mismo tiempo y con buena onda, obvio).
Entonces, aunque no hayas salido de casa, estuviste usando energía mental en:
Ese sobreesfuerzo mental deja una sensación parecida a correr 10 kilómetros con botas de lluvia: te deja sin nafta.
El agotamiento mental es tan legítimo como el físico, solo que no deja agujetas ni transpiración visible.
A veces se manifiesta como:
¿Te suena?
Primero: no te culpes por estar agotada.
No sos floja. No sos menos. Sos humana. Y vivir en este mundo, con sus presiones, sobreestímulos y expectativas, cansa.
Ahora sí: vamos con ideas para recuperar energía sin necesidad de desaparecer del mapa ni encerrarte a dormir 48 horas.
1. Identificá qué te está drenando
Tomate un rato y preguntate:
¿Qué me está agotando últimamente? ¿Es algo que pienso? ¿Alguien con quien hablo? ¿Una presión que me puse sola?
Escribirlo en un cuaderno o en una nota del celu puede ayudarte a ver más claro lo que te está sacando energía.
2. Dormí bien (de verdad)
Dormir no es solo cerrar los ojos. Es un proceso de reparación.
Y si estás durmiendo poco, mal, o con interrupciones, tu mente no se recarga.
Consejitos para dormir mejor:
3. Hacete pausas mentales
No vale decir “descansé” si estuviste una hora scrolleando TikTok sin parar.
Las verdaderas pausas son esas donde el cerebro respira:
Aunque parezcan pequeñas, estas pausas tienen poder reparador.
4. No tenés que demostrar nada para merecer descansar
¿Te aparece esa vocecita que dice “no hice nada productivo hoy, no merezco tirarme a mirar una peli”?
Silenciala.
El descanso no se gana. Se necesita.
No tenés que estar exhausta para merecer una pausa. Tu cuerpo y tu mente tienen derecho a parar antes de colapsar.
5. Revisá tus expectativas
A veces nos agotamos tratando de alcanzar un estándar imposible: ser eficientes, sociables, organizadas, creativas y estar siempre de buen humor.
¿Sabés qué? No sos una app multitarea.
Permítete bajar la exigencia. Nadie tiene todo resuelto, aunque parezca que sí en Instagram.
La culpa es ese sentimiento tramposo que aparece cuando hacés algo por vos misma. Y es muy común, sobre todo si creciste pensando que el valor propio está en el “hacer”.
Pero descansar no te hace egoísta ni inútil.
Te hace consciente de tus límites. Y eso, en realidad, es un acto de cuidado.
Acá van ideas para recargar la batería sin tener que cambiar toda tu vida:
Si este cansancio te acompaña hace semanas o meses, si no tenés ganas de nada, si la angustia te pesa… por favor, hablá con alguien.
Una psicóloga/o, una médica/o, una persona de confianza. A veces hay causas que necesitan más que descanso.
Pedí ayuda. De verdad. No tenés que poder sola con todo.
Te recuerdo esto: existir ya es suficiente.
Sos valiosa incluso en tu peor día.
Tu energía no define tu valor.
Y descansar no es rendirse: es recargarse para seguir adelante. A tu tiempo. A tu modo.