El reciente lanzamiento de «Intensamente 2», una película animada para niños que sigue las emociones dentro de la cabeza de Riley, ya adolescente, introduce nuevas emociones como Ansiedad, Envidia, Vergüenza y Aburrimiento. Esta película es una excelente oportunidad para que los padres hablen con sus hijos sobre cómo funcionan las emociones.
Los padres quieren que sus hijos sean felices y tengan éxito en la vida. Pero para criar niños que se conviertan en adultos completos y emocionalmente saludables, es importante dejar que experimenten las emociones de la vida, tanto las buenas como las malas. La decepción, el enojo, la tristeza y la frustración ocasionales son normales, y los niños necesitan aprender formas de reconocer y sobrellevar esos sentimientos cuando suceden.
Las emociones son reacciones que todos tenemos ante ciertos estímulos. Alegría, asco, tristeza, enojo y miedo (las emociones originales de Riley) son algunas de las emociones más básicas que usamos para procesar la información. A medida que crecemos, empezamos a desarrollar habilidades socioemocionales que nos permiten tener respuestas más sofisticadas. El rol de las familias y cuidadores es fundamental en ese aprendizaje.
Hablar abiertamente sobre los sentimientos ayuda a los niños a aprender que su salud emocional es tan importante como su salud física. Si los padres solo enfatizan la felicidad como la única emoción aceptable, envían un mensaje equivocado. Ignorar o no hablar sobre los sentimientos puede dar lugar a comportamientos negativos, aislamiento social e incluso problemas físicos. Hablar con los niños sobre lo que sienten les permite entender sus emociones.
Nunca es demasiado pronto para comenzar a enseñar a las infancias sobre sus emociones. Desde la primera infancia, se aprende a regular las emociones a través de sus cuidadores.Por eso el primer paso es que sus cuidadores trabajen sobre sus propias emociones ya que en la infancia se aprenden por imitación.
Al desarrollar el vocabulario sobre las emociones, los niños aprenden a expresar sus sentimientos, en lugar de responder con mal comportamiento. Libros, juegos y gráficos pueden ayudar a los niños a encontrar las palabras correctas para expresar sus sentimientos.
Nunca es demasiado pronto para comenzar a enseñar a las infancias sobre sus emociones.
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El mindfulness, conocido también como atención plena o consciencia plena, es una práctica para ejercitar la mente y disfrutar del momento presente. Ayuda a prestar atención a lo que ocurre y gestionarlo adecuadamente. No se trata de mantener la mente en blanco, sino de aceptar los pensamientos y decidir en qué queremos centrarnos. En la infancia se tiene una capacidad innata para activar este estado.
El mindfulness para niños ayuda a disfrutar el presente y a centrar su atención en las cosas que hacen aquí y ahora. Practicar la atención plena puede hacer mucho por las futuras generaciones, ayudándolos a lidiar con sus emociones y a vivir una vida más plena y saludable.