El duelo por la muerte de seres queridos es una experiencia inevitable en la vida, pero la manera en que lo atravesamos es una respuesta personal que puede marcar la diferencia en nuestro proceso de sanación emocional. Para muchos, enfrentar la pérdida de un ser querido puede resultar extremadamente doloroso, abrumador y paralizante. Es en estos momentos difíciles donde la idea de un grupo de apoyo emocional se vuelve crucial para la sana elaboración del duelo.
Arnaldo Pangrazzi, reconocido por sus contribuciones en la pastoral de la salud y el duelo, destaca que el duelo es un proceso único para cada individuo. La manera en que las personas enfrentan la pérdida varía ampliamente, pero compartir experiencias con quienes viven dolores similares reduce la soledad, el estrés y los problemas emocionales, sanando así el corazón herido. Tras animar durante varios años grupos de mutua ayuda para personas en duelo, el autor identifica cuatro objetivos característicos de estos grupos.
Siguiendo el planteamiento propuesto por William Worden (1982), la elaboración del duelo se puede realizar a través de cuatro tareas: aceptar la realidad de la pérdida (Tarea I), elaborar el dolor de la pérdida (Tarea II), adaptarse a un mundo sin el fallecido (Tarea III) y hallar un modo de recordar al fallecido al embarcarse en una vida nueva (Tarea IV).
Las tareas del duelo implican que la persona debe ser activa y que puede hacer algo. Aunque esta noción de trabajo puede ser abrumadora para la persona que sufre la pérdida, la ayuda de un grupo de apoyo también puede ofrecer la esperanza de que es posible hacer algo y de que el duelo es algo personal que no es necesario afrontar solo, sino que se puede vivir en comunidad. El grupo es un recurso eficaz para elaborar sanamente estas cuatro tareas.
Aceptar la realidad de la pérdida (Tarea I): Una de las maneras de llevar a cabo la primera tarea del duelo es hablar sobre la realidad de la pérdida. Las personas pueden hablar, si lo desean, de las circunstancias que rodearon la muerte en un espacio con respeto, cuidado y tiempo para procesar la realidad y reconocer lo doloroso de la experiencia. Los facilitadores y participantes del grupo escuchan con paciencia y alientan a seguir hablando de la pérdida, siendo quizás el único espacio con el que cuenta la persona para hacer el duelo. El grupo tiene la paciencia que le falta al entorno y puede facilitar una conciencia cada vez más plena de la pérdida y del impacto que tiene en la vida del doliente.
Elaborar el dolor de la pérdida (Tarea II): La muerte causa un profundo dolor y malestar, y puede que la persona en duelo no reconozca muchos de los sentimientos que experimenta, que no los viva en la medida necesaria o que no los afronte de manera eficaz. Una parte esencial del acompañamiento grupal es ayudarles con la segunda tarea del duelo: expresar, aceptar y vivir su dolor. Al compartir los sentimientos y emociones, se normaliza la vivencia y se validan los sentimientos, facilitando el sano proceso de elaboración de emociones como la tristeza, la bronca, el miedo, la culpa y la soledad, entre otras. Además, se comparten recursos para manejar las emociones más difíciles.
Adaptarse a un mundo sin el fallecido (Tarea III): La experiencia de grupo también supone apoyar a las personas a adaptarse a la pérdida, facilitando el compartir de problemas que el doliente debe asumir, ayudando a su resolución y a la toma de decisiones por su cuenta, contando con sus propios recursos internos y externos. Aprender del compartir y en mutua ayuda recursos y estrategias efectivas para mejorar el dominio de la propia vida favorece la capacidad de adaptarse a la pérdida.
Encontrar un modo de recordar al fallecido y embarcarse en una vida nueva (Tarea IV): Darse tiempo para elaborar el duelo, la permanencia y el compromiso con el trabajo en el grupo ayudan en la cuarta tarea para dotar de significados a la pérdida, encontrando modos de recordar al fallecido y llevándolo con nosotros, pero siguiendo con nuestra vida de manera eficaz, en salud y bienestar.
En resumen, los grupos de apoyo emocional proporcionan un entorno seguro y comprensivo donde los dolientes pueden compartir sus experiencias, aprender de otros y encontrar consuelo. Participar en estos grupos facilita el proceso de duelo, ayudando a las personas a sanar emocionalmente y a reconstruir sus vidas tras la pérdida.
En Zerenly App contamos con un grupo de apoyo emocional para duelos (humano o animal) para poder acompañarte a transitar este doloroso y difícil momento de la mejor manera posible.
Pangrazzi A., Los grupos de mutua ayuda en el duelo, Madrid, San Pablo; 2006.
Worden J.W., El tratamiento del duelo. Asesoramiento psicológico y terapia, Barcelona, Paidós; 2022.