El nacimiento de un bebé trae una mezcla de emociones intensas. Además de la alegría, pueden aparecer sentimientos de cansancio, ansiedad y tristeza. Esto se debe en parte a los cambios hormonales y a la nueva rutina que enfrentan ambos. Las persona que dio a luz, en particular, experimenta un descenso brusco en los niveles hormonales después del parto, lo que puede provocar alteraciones en su estado de ánimo, como la tristeza posparto o “baby blues”, que afecta a cerca del 80%. Este estado suele durar unos días o semanas y se manifiesta con llanto fácil, cambios de humor y fragilidad emocional.
Las parejas también pueden experimentar cambios emocionales. Sus niveles hormonales se ajustan para aumentar la oxitocina, la “hormona del apego”, que las hace más sensibles y emocionalmente conectadas con el bebé. Aproximadamente entre un 5% y un 10% experimentan síntomas de tristeza posparto.
La tristeza posparto es común y de corta duración. Si los síntomas persisten más allá de las dos semanas o interfieren significativamente con la vida diaria, es posible que se trate de depresión posparto, la cual puede incluir sentimientos de desesperanza, ansiedad intensa, y dificultades para vincularse con el bebé.
En algunos casos, las personas con depresión posparto también pueden tener pensamientos intrusivos sobre hacerse daño a sí mismas o al bebé, lo cual es una señal clara de que se necesita ayuda profesional urgente. Es importante que ambos estén atentos a estos síntomas, ya que la depresión posparto afecta al 15% de las madres y, aunque es menos frecuente, también puede afectar a las parejas.
La manera en que se vive el posparto tiene que ver con las expectativas previas. A menudo, la maternidad y paternidad se idealizan, pero cuando las cosas no salen como se esperaba —ya sea por complicaciones en el parto, dificultades con la lactancia o la falta de apoyo—, las emociones pueden verse afectadas. Esto puede llevar a un ciclo de frustración y autoexigencia que resulta difícil de manejar.
La llegada de un bebé transforma la dinámica de la pareja. Lo que solía ser un espacio de tiempo compartido se convierte en una serie de tareas y responsabilidades. Es común que esto cause tensión o discusiones mientras ambos intentan adaptarse a sus nuevos roles. Es importante que la pareja mantenga la comunicación y se apoyen mutuamente, reconociendo que ambos están en un momento de cambio significativo.
La familia y las personas cercanas juegan un papel clave en el bienestar emocional de los padres en el posparto. Ofrecer ayuda práctica, como encargarse del bebé por un rato o simplemente estar disponibles para escuchar, puede marcar una gran diferencia. Si se observan síntomas intensos y duraderos, es crucial animar a la persona a buscar ayuda profesional para evitar que la situación empeore.
Aceptar que se necesita ayuda no es un signo de debilidad, sino un paso importante para cuidar la salud emocional. La depresión posparto es tratable, y existen múltiples recursos y profesionales que pueden ofrecer apoyo, tanto psicológico como médico. La terapia ayuda a comprender las emociones y a aprender estrategias para manejarlas, y los grupos de apoyo permiten compartir experiencias con personas que están pasando por lo mismo.
El posparto es un momento de grandes cambios y emociones intensas. Es normal sentir tristeza y ansiedad, pero si estos sentimientos persisten, es fundamental buscar ayuda. Los padres pueden verse afectados, y es importante que ambos se apoyen y acepten que no siempre será fácil.
Cuidarse y buscar apoyo beneficia a toda la familia, ya que la salud emocional de los padres es clave para el bienestar del bebé.