Hola! Si estás leyendo esto, probablemente alguna vez hayas pensado: «¡Necesito bajar de peso ya mismo!» Y créeme, no estás sola. Vivimos en un mundo donde parece que si no te ves como una estrella de TikTok en tres semanas, estás haciendo algo mal. Pero hoy vengo, no con una dieta mágica ni un polvo de unicornio adelgazante, sino con una charla de corazón a corazón (y con fundamento nutricional) sobre cómo esta búsqueda desesperada puede jugarle una mala pasada a tu autoestima y tu salud mental.
Vamos por partes.
Cuando el único objetivo que ocupa tus pensamientos es «bajar de peso ya», es como invitar a una fiesta no muy divertida a la ansiedad, la frustración y la tristeza.
¿Por qué? Porque cuando ponemos todo nuestro valor personal en un número de la balanza o en cómo nos queda un jean, estamos construyendo una autoestima que depende de algo externo y cambiante.
¿Te pasó alguna vez pesarte y, al ver un número que no te gustó, sentir que todo tu día se arruinó? Eso no es casualidad. La obsesión por adelgazar rápidamente suele traer:
Spoiler: tu valor como persona no cambia aunque peses unos kilos más o menos. Lo que sí cambia (y mucho) es tu bienestar emocional si te machacas todos los días.
El cuerpo humano no es una app de entregas exprés. No puede (ni debería) cambiar de manera drástica en pocos días.
Cuando forzamos al cuerpo a adelgazar en tiempo récord con dietas extremas, ayunos eternos o entrenamientos que parecen castigos medievales, no solo nos agotamos físicamente: también dejamos cicatrices emocionales.
Algunas consecuencias emocionales peligrosas de buscar resultados rápidos son:
Y lo más triste: mientras estamos concentradas en odiar nuestro cuerpo por no «adelgazar rápido», nos perdemos de vivir experiencias hermosas, de disfrutar una comida rica, de reírnos en una tarde de amigas o de sentirnos orgullosas por todo lo que somos más allá de la apariencia.
Tranquila, no todo es drama. La buena noticia es que sí existen formas de cuidar tu cuerpo y tu mente al mismo tiempo, sin caer en la trampa de la «operación bikini urgente».
Algunas claves:
Recordá: mejorar tu imagen corporal no tiene que ver con cambiar el cuerpo, sino con cambiar la forma en que lo mirás.
Ahora hablemos de un tema candente: los famosos medicamentos para adelgazar tomados sin recomendación médica. Esto está pasando y hay que ser conscientes de su peligro.
¿Es tentador tomarte una pastilla mágica y aparecer dos tallas menos? Obvio. Pero… (¡y es un «pero» gigante!), estos medicamentos no son caramelos inocentes.
Algunos medicamentos populares como inhibidores del apetito, bloqueadores de grasa o medicamentos tipo inyectables (como los famosos agonistas GLP-1) pueden tener serios riesgos:
Además, algunos de estos medicamentos ni siquiera están aprobados para uso en adolescentes, o requieren un control médico estrictísimo.
¿Conclusión? No pongas tu salud física y mental en manos de una solución rápida y riesgosa. Tu cuerpo merece respeto, paciencia y amor.
Y si alguna vez necesitas tratamientos médicos, que sea siempre de la mano de profesionales que deben primero evaluarte, no por presión ni por una foto de Instagram.
Sé que es difícil escapar del bombardeo de mensajes que dicen que hay que ser más delgada, más fit, más «perfecta». Pero quiero decirte algo que tal vez no te dicen tan seguido: ya sos valiosa tal como sos.
Cambiar tu cuerpo desde el odio rara vez funciona. Cuidarlo desde el amor, en cambio, transforma no solo tu físico, sino tu vida entera.
Así que la próxima vez que sientas la tentación de hacer una «dieta relámpago» o de obsesionarte con bajar de peso en una semana, recordá esto: tu bienestar mental y emocional valen muchísimo más que cualquier número en una balanza.
Cuídate. Sé amable con tu cuerpo. Y si quieres hacer cambios, que sean desde el respeto, la paciencia y el cariño. No estás sola en esto. Y no, no necesitas apurarte para ser increíble: ya lo sos.