Tal vez lo viste en TikTok, en memes o en alguna conversación donde alguien dijo:
«Estoy en goblin mode y no me da vergüenza.»
Y vos pensaste: “¿Modo goblin? ¿Como un duende sucio que vive en su cueva comiendo snacks con la remera manchada y sin ducharse hace días?”.
Sí… y no.
El goblin mode no es sólo una tendencia graciosa: es una forma (muy real) de describir esos momentos en los que sentimos que nos soltamos la mano a nosotras mismas. Dejamos de bañarnos, acumulamos platos, evitamos salir, ignoramos mensajes y comemos lo primero que encontramos —sí comemos. Es como si nuestro cuerpo se convirtiera en un cuarto desordenado y nuestra mente en una playlist que suena en loop pero con la batería baja.
El goblin mode no está en el DSM-5, pero podría tener esta definición informal:
Estado de autoabandono temporal donde las necesidades básicas quedan en pausa y el aislamiento, el pijama eterno y la nula energía ganan la partida.
Puede tener un toque cómico (cuando lo nombramos con memes), pero muchas veces es un grito silencioso de agotamiento emocional, estrés, tristeza o incluso depresión.
No es una etapa de vagancia ni un capricho. Es una forma que tiene nuestro cuerpo y mente de decir:
“Ya no puedo más, así que me escondo hasta que me sienta a salvo.”
No necesariamente, pero pueden convivir.
Estar en goblin mode puede ser:
La diferencia está en la duración, el malestar y la sensación de estar atrapada.
Si el estado dura días o semanas, si sentís tristeza constante, apatía total, pensamientos muy negativos o el deseo de desaparecer, puede ser más que un “modo” y sería bueno pedir ayuda profesional.
Y si no es depresión, pero igual te sientes apagada, sola y sin ganas de cuidarte, también merecés atención. No hace falta estar «muy mal» para buscar apoyo.
Spoiler: no está “mal”. Pero es señal de que algo te está pasando y vale la pena escucharte.
A veces pensamos: “Bah, sólo pasé tres días sin ducharme. No es para tanto”.
Y puede ser que no lo sea. Pero si empezás a evitar el espejo, si te incomoda salir porque sentís que no te reconocés, o si ya ni sabés cuándo fue la última vez que comiste algo que no viniera en paquete… entonces algo adentro está pidiendo un mimo urgente.
No se trata de verte “linda”, sino de volver a conectarte con lo que necesitás para sentirte viva.
Primero: con paciencia y sin presión.
No sales del modo “duende sucio” activando un botón de productividad, sino pasito a pasito, como un tutorial de YouTube que te guía con calma.
Acá van algunos tips simples, reales y sin autoexigencia:
1. La ducha no es opcional… pero puede ser de 3 minutos
No hace falta hacer spa. Si hoy logras meterte al baño, enjabonarte rápido y salir con olor a “yo me cuido aunque esté cansada”, es un gran triunfo.
Tip extra: poné música que te guste o usá el jabón que huele rico. Pequeños placeres suman.
2. Haz la cama… o sólo sacude la sábana
No te pido Marie Kondo. Pero un mínimo gesto de orden externo puede abrir una ventanita de orden interno.
3. Come algo real (aunque sea pan con algo)
En modo goblin solemos sobrevivir a snacks o ni comer. Pero tu cuerpo necesita energía para salir del pozo.
No hace falta cocinar. Con que armes un sándwich o calientes una sopa, ya estás cuidándote.
4. Responde un solo mensaje
Cuando nos aislamos, el celular da culpa. “Le tendría que haber contestado hace 5 días”.
Elegí una sola persona. Mandá un “Hola, estuve medio colgada, ¿cómo estás?” y nada más. El primer paso a volver a conectar con el mundo.
5. Ponte un pantalón que no sea pijama (al menos un rato)
Tu goblin interno puede protestar, pero cambiarte aunque sea por 30 minutos ayuda a sentir que el día cambió de nivel.
Y si no querés salir, usá ropa cómoda pero distinta. Eso cambia la energía.
6. Anotá cómo te sentís (aunque sea con emojis)
Escribir ayuda a procesar. No hace falta hacer un diario largo. Podés poner: (traducido: me siento sin energía, medio triste, con sueño, aislada y comí pan).
Y eso ya es empezar a entenderte.
No tenés que ser tu propia rescatista todo el tiempo.
Hablar con alguien —una amiga, tu mamá, un terapeuta, una profe copada— puede ser el empujoncito que necesitás.
No porque ellos tengan la solución, sino porque cuando alguien te escucha sin juzgarte, se desactiva el modo cueva.
A veces, apagarnos un rato es la única forma de evitar un colapso.
El cuerpo se cansa cuando la mente no para.
Así que no lo vivas con culpa. Pero tampoco lo normalices como tu estado habitual.
Pregúntate:
¿Estoy en modo goblin porque necesito un descanso, o porque me desconecté de mí misma?
La respuesta te va a guiar.
Si sentís que el goblin mode no es solo una fase, sino que te acompaña demasiado seguido o que no podés salir sola, hablar con un/a profesional de la salud mental puede ser el mejor primer paso.
Un psicólogo, terapeuta o centro de salud puede ayudarte a entender qué está pasando, sin juzgarte y con herramientas reales.
Tu caos no te define.
Tu estado actual no es tu destino.
Y no sos un goblin: sos una humana con emociones, cansancio y necesidad de cuidado.