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¿Estoy vapeando por presión social o por ansiedad?

¿Estoy vapeando por presión social o por ansiedad?

Imagina que estás en una juntada con tus amigos. Entre risas, alguien saca un vape con sabor a “frutilla explosiva” (que, spoiler: no existe en la naturaleza). Te lo pasan, y de pronto sientes que tu cerebro se divide en dos voces:

  • Voz 1: “¡Aceptalo! Si no lo hacés, vas a parecer el bicho raro del grupo.”
  • Voz 2: “Eh… pero yo ni siquiera quería.”

Si esta escena te resulta familiar, no estás solo. El vapeo no es solo un asunto de nicotina y sabores, también es un asunto de emociones, identidad y, sí, de ansiedad.

Cuando vapeo para encajar: lo que esto dice de mí

Antes de juzgarte (o de que lo hagan), recordemos algo: todos, en algún momento, hemos hecho algo para sentirnos parte de un grupo. El ser humano es como un Wi-Fi emocional: necesitamos conexión para funcionar.

El problema es cuando esa conexión depende de hacer algo que en el fondo no nos convence. Si estás vapeando solo porque todos lo hacen, no significa que seas débil. Significa que, como cualquier adolescente, estás navegando por las aguas turbulentas de la aceptación social. Y ahí, es fácil subirse a cualquier bote… incluso si ese bote huele a caramelo artificial.

¿Y si en realidad es ansiedad?

Otra posibilidad es que no lo hagas por los demás, sino por ti. El vape puede convertirse en un mini “botón de pausa” para la ansiedad. Lo malo es que es una pausa falsa: te calma por un momento, pero no resuelve lo que te inquieta.

Aquí un dato que no suele aparecer en los videos cool de redes: la nicotina es adictiva y puede aumentar los niveles de ansiedad cuando no la estás consumiendo. Es como invitar a un amigo a calmarte… que luego te pone mas nervioso si no aparece.

Los riesgos del vape: más allá de lo que dicen las publicidades

No importa si el sabor es “chicle de sandía” o “galleta de vainilla con chispas de unicornio”:

  • La nicotina engancha. Cuanto más temprano empieces, más difícil será dejarlo.
  • Pulmones y corazón también juegan. Aunque parezca “menos dañino” que fumar, hay estudios que muestran que el vapeo puede irritar tus vías respiratorias, afectar tu capacidad pulmonar y alterar tu presión arterial.
  • No siempre sabes lo que inhalas. Algunos líquidos contienen metales pesados y químicos que no querrías tener ni en tu mochila.

Y no, el hecho de que sea “moderno” no lo hace más seguro. Hubo una época en que fumar cigarrillos también se veía como algo “cool” y ya sabemos cómo terminó la historia.

¿Cómo dejo el vape si lo uso para encajar?

Dejar el vape no es solo decir “listo, no más” y esperar que todo fluya. Hay una parte práctica y otra emocional:

  1. Identifica tus disparadores. ¿Solo vapeas cuando estás con ciertos amigos? ¿En momentos de estrés? Saberlo es medio camino recorrido.
  2. Arma tu plan de escape. Ejemplo: si sabes que tus amigos siempre sacan el vape en el parque, lleva una botella de agua, chicle, caramelos o cualquier cosa que ocupe tus manos y boca.
  3. Crea tu respuesta automática. Algo como: “Paso, pero ¿probaste estas gomitas?” o “No gracias, mi abuela me prometió una torta si no vapeo por un mes” (puede que no sea cierto, pero siempre funciona un toque de humor).
  4. Busca aliados. Seguro no eres el único que no quiere vapear. Encontrar a otro “no-vaper” en el grupo te da respaldo moral.

¿Por qué me da ansiedad no seguir la tendencia?

Esto es FOMO (Fear Of Missing Out, o miedo a perderse algo). La misma sensación que tienes cuando todos comentan un meme o un concierto y tú no lo viste.
En la adolescencia, la identidad todavía se está armando, y sentir que “no estás al día” puede hacer que tu cerebro grite: “¡Te estás quedando fuera de la tribu!”

Pero aquí viene el truco: las modas cambian más rápido que los filtros de TikTok. Lo que hoy es tendencia (el vape, un challenge, un accesorio) mañana será reemplazado por otra cosa. La ansiedad baja cuando entiendes que tu valor no depende de seguir todas las modas, sino de mantener lo que realmente te gusta.

Cómo decir “no” sin perder amigos

Decir que no puede dar más miedo que hablar en público, pero no tiene por qué ser dramático:

  • Sé breve. Un simple “No, gracias” es suficiente. No tienes que dar una charla TED sobre salud pulmonar.
  • Usa humor. “No, porque si me engancho después voy a tener que hipotecar mi riñón para pagar cartuchos” (sí, exagerado, pero sirve).
  • Propón otra cosa. “No, pero podemos pedir algo para tomar” o “¿Y si jugamos a…?”.
  • Sé constante. Al principio insistirán, pero si siempre respondes igual, dejarán de ofrecerte.

     

Si un “amigo” solo te acepta cuando haces lo que él quiere, tal vez lo que pierdes no es un amigo, sino un peso extra.

Alternativas saludables para manejar la ansiedad (o no ceder a la presión)

  • Respiración consciente. Suena aburrido, pero funciona. Inhala 4 segundos, exhala 6. Hazlo tres veces y verás cómo baja la tensión.
  • Chicles, caramelos o snacks saludables. Te mantienen ocupado y reducen la tentación.
  • Ejercicio rápido. Unas flexiones, caminar, estirarte… tu cuerpo libera endorfinas y tu ansiedad baja.
  • Hablarlo. Un amigo de confianza, un familiar, un orientador del cole… ponerlo en palabras ayuda a entenderlo.

El verdadero “cool”

La próxima vez que estés frente a un vape, recuerda: lo verdaderamente atractivo es ser coherente contigo mismo. No se trata de ir contra el mundo, sino de no ir contra ti.

La moda pasa, los grupos cambian, pero tu salud y tu tranquilidad mental te acompañan a largo plazo. Y eso sí que es tendencia eterna.

En resumen

Vapear por presión social o por ansiedad es más común de lo que parece, pero no es la única opción. Con un poco de autoconocimiento, algunas frases listas y estrategias simples, puedes decir “no” sin quedarte fuera del grupo y, de paso, cuidar tu salud.

La próxima vez que veas esa nube de vapor con olor a “torta de cumpleaños”, recuerda: lo que te hace pertenecer no es lo que inhalas, sino lo que eres.

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