Seguro te pasó: abrís Instagram y ves a todo el mundo cumpliendo metas, viajando a lugares soñados o aprobando exámenes imposibles… mientras vos sentís que no pegás una. Te levantás con ganas de “hoy sí” y terminás diciendo “mejor mañana”. A eso, en lenguaje adolescente, se le llama “era flop”: esa temporada de tu vida en la que parece que todo lo que tocás se convierte en… no oro, sino en tarea mal hecha, plan cancelado o crush que te clava el visto.
Pero tranquila, no sos la única. Las eras flop le pasan a todo el mundo. La diferencia está en cómo salimos de ellas sin perder la motivación… o la dignidad.
La era flop es esa racha donde parece que el universo se puso en tu contra:
Te anotas en vóley y a la segunda clase te lesionas.
La buena noticia es que no es para siempre. Salir de una era flop no se trata de forzar que todo salga bien de golpe, sino de cambiar el enfoque y dejar de ver cada tropiezo como “fracaso final” para empezar a verlo como “parte del proceso”.
Sí, totalmente normal. No hay ser humano que viva en modo “protagonista de película inspiradora” las 24 horas. La vida es como esas playlists que amás: hay temazos y también canciones que ponés solo para pasar rápido.
A veces sentimos que todo sale mal porque nos estamos comparando con las highlights de los demás, y nunca con sus “momentos oscuros”. Nadie sube historias del día que quemó el arroz o se olvidó que había examen. Pero eso no significa que no les pase.
También influye que, cuando algo sale mal, nuestro cerebro lo graba en HD, y lo repite en bucle. En cambio, cuando algo sale bien, lo damos por hecho y seguimos. Por eso parece que todo es negativo: porque lo estamos enfocando con lupa.
No hay botón mágico. Salir de esta etapa es como salir de la cama en invierno: lento, con pereza, pero al final lo hacés. Vas a tener días donde todavía sientas que nada funciona, y está bien. No es lineal.
Lo importante es que cada día sumes algo, aunque parezca mínimo. Un mensaje enviado, un paso dado, un hábito retomado. Un día, sin darte cuenta, vas a mirar atrás y decir: “Che, creo que ya no estoy en mi era flop”.
Y sí, después vendrán otros mini-flops, porque así es la vida. Pero vas a tener más herramientas (y anécdotas graciosas) para pasarlas sin sentir que se acaba el mundo.
Así que la próxima vez que algo no te salga como esperabas, recuerda: no es el fin, es solo un capítulo con bloopers. Y como toda buena serie, tu temporada siguiente puede ser épica.