En los últimos años, hemos notado un fenómeno preocupante: nos cuesta más concentrarnos, sentimos la mente sobrecargada y saltamos de un contenido a otro sin detenernos a reflexionar. Este estado ha sido bautizado en redes sociales como «Brain Rot» (podría traducirse como «pudrición cerebral») y ha ganado tanta popularidad que ha sido considerada una de las expresiones del año 2024. Pero, ¿qué es realmente? ¿Es solo un término de moda o refleja un problema real en nuestra forma de pensar?
El término Brain Rot se ha popularizado en plataformas como TikTok, Reddit y Twitter para describir la sensación de una mente “atrofiada” debido al consumo excesivo de contenido digital. Quienes lo experimentan sienten que su capacidad para enfocarse en tareas complejas ha disminuido, que su pensamiento es menos profundo y que su cerebro está atrapado en una gratificación instantánea constante.
Este concepto ha llamado tanto la atención que en 2023 y 2024 ha sido considerado una de las expresiones del año en debates sobre cultura digital y bienestar mental. Su impacto radica en que muchas personas se identifican con la experiencia, lo que refleja un problema generalizado: el efecto que produce la sobreexposición a contenidos rápidos y fragmentados en nuestra capacidad cognitiva.
El Brain Rot no es un diagnóstico médico, pero describe síntomas que muchas personas han comenzado a notar en su día a día, tales como:
La buena noticia es que, aunque el Brain Rot refleja un impacto real en nuestra capacidad de concentración y enfoque, sí es reversible. El cerebro es plástico, lo que significa que puede adaptarse y regenerar funciones cognitivas cuando se lo expone a nuevos hábitos.
Estudios en neurociencia han demostrado que prácticas como la lectura profunda, la meditación y la reducción del tiempo de pantalla pueden restaurar la capacidad de atención y memoria. Sin embargo, el tiempo de recuperación dependerá de cuánto se haya deteriorado nuestra capacidad de concentración y de cuán dispuestos estemos a hacer cambios en nuestros hábitos digitales.
El exceso de contenido digital, especialmente aquel que es fragmentado y de rápida gratificación, afecta nuestro cerebro de varias maneras:
La concentración no solo depende de la fuerza de voluntad, sino también de la forma en que nuestro cerebro ha sido entrenado. Algunas razones clave por las que nos cuesta más enfocarnos incluyen:
Para recuperar nuestra capacidad de atención y evitar el Brain Rot, podemos aplicar estrategias basadas en neurociencia y bienestar digital:
Practicar la lectura profunda
Leer libros o artículos largos sin interrupciones fortalece la capacidad de atención sostenida. Un estudio de la Universidad de Stanford demostró que la lectura en profundidad activa regiones del cerebro relacionadas con la concentración y la memoria.
Aplicar la regla del 20-20-20
Para evitar la fatiga mental y ocular, se recomienda que cada 20 minutos de exposición a pantallas, se mire un objeto a 20 pies de distancia (6 metros) durante al menos 20 segundos.
Limitar la multitarea digital
Evitar el uso simultáneo de múltiples aplicaciones y enfocarse en una tarea a la vez mejora la capacidad de atención.
Practicar la meditación y la respiración consciente
Estudios han demostrado que la meditación mejora la concentración y ayuda a reducir la impulsividad digital.
Usar aplicaciones de control de tiempo en redes sociales
Herramientas como Forest, o Digital Wellbeing pueden ayudar a reducir el tiempo de uso de dispositivos y redes sociales.
El Brain Rot no es un mito, sino un reflejo real del impacto del consumo excesivo de contenido digital en nuestra capacidad cognitiva. La buena noticia es que podemos revertirlo con hábitos saludables que fortalezcan nuestra capacidad de enfoque y pensamiento profundo. Tomar conciencia del problema es el primer paso para recuperar el control sobre nuestra atención y bienestar mental.
Si sientes que tu capacidad de concentración ha disminuido, quizás sea momento de hacer pequeños cambios en tu vida digital. Tu cerebro lo agradecerá.